Tuesday, April 18, 2006

Marcos o el Ocaso de un Rebelde

Hace más de diez años, el mundo puso sus ojos en el sureste selvático e indígena de México. En él, indígenas bajo el nombre de Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, se enfrentaban en armas con el Estado Mexicano para reclamar sus derechos y, junto con ellos, un enmascarado a caballo fumando pipa, conocido como el subcomandante Marcos, hacia delirar con sus poéticos discursos y comunicados a las izquierdas huérfanas de ídolos, que vieron en él, el resurgir de una alternativa armada que no utilizaba las armas como lenguaje, sino como elemento semiótico para llamar la atención hacia sus realidades, sus palabras.

Y ello era precisamente lo que llamaba la atención del mundo; el ser un movimiento armado que parecía no cometer los errores que tanto daño hicieron a los movimientos de liberación nacional en América Latina, pues se encontraban en una suerte de indeterminación que permitía a diferentes matices de izquierda sentirse identificados con la lucha zapatista, ya que aunque su contraparte era el Estado Mexicano, su posición estaba planteada como antagónica a todo lo entendido como "teología neoliberal", negadora de lo indígena e uniformadora de singularidades.


Pero llegó un punto en que las cosas cambiaron. Los encuentros intercontinentales contra el neoliberalismo comenzaron a aparecer repetitivos y excesivamente discursivos. Los voluntarios europeos que abandonaban sus vidas diarias con tal de compartir el sueño rebelde con Marcos dejaron de llegar. La misma prensa en México que dedicaba sendos editoriales a cada comunicado de Marcos, comenzó a hacer eco de otras alternativas de izquierda, dentro de la legalidad.


Es entonces cuando, a pesar de que las circunstancias sociales y políticas no estén dadas, el EZLN, con su subcomandante Marcos, deciden lanzar "la otra campaña." Que no es otra cosa que un intento por reposicionar a Marcos, conocido ahora como el Subdelegado Cero, en el escenario político mexicano, a través de un recorrido por diferentes regiones de México en las cuales invita a los Mexicanos a una "...rebelión nacional, que trata de transformar el país. No nada más cambiar de gobierno, sino cambiar quien tiene la riqueza y quien la produce..."


Sin embargo, las posibilidades de que el Zapatismo deje de ser un ejército y pase a ser un movimiento político están mediadas por la dificultad de mantenerse distante de alternativas de izquierda civil, que de momento parecen tener acogida dentro de las preferencias políticas mexicanas, así como de la manera como logre resolver, si puede hacerlo, la realidad indígena, pues el hecho de volverse un movimiento político le exige la solución de aquello por lo cual los zapatitas se alzaron en armas.


Sólo el tiempo dirá hasta donde ese magnifico discurso zapatita de Marcos, que hablaba de "...todo para todos, nada para nosotros..." es capaz de contrarrestar los diversos intereses de las personas que comienzan a hacer parte de la otra campaña, y como en un momento dado, cuando la máscara caiga, la desnudez del rostro de Marcos se vea enfrentada con la realidad de una propuesta retórica distante de asideros reales, pues es tan profundamente utópica que comienza a contradecirse a si misma, y parecerse más a las campañas políticas que tanto critica.


Hollman Lozano
hollman_lozano@yahoo.ca
Vancouver BC. enero 25, 2006

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