Por: Hollman Lozano
Mientras el gobierno central, los medios y los analistas están preocupados por si la novena conferencia de las FARC se llevo a cabo con presencia física de los miembros del Estado Mayor Central en algún lugar de Colombia, - lo que implicaría un fracaso en los varios años de la estrategia de Seguridad Democrática implementada por le gobierno Uribe-, o fue realizada a través de Internet, hay un hecho de una importancia fundamental para el futuro político del país que se ha pasado por alto, y es el que parece haber un giro en las intenciones y dinámicas armado-políticas del movimiento guerrillero.
Las Conferencias de las FARC, son la máxima instancia decisoria que reúne al pleno del Estado Mayor Central, el Secretariado, los Cabecillas de los Bloques, los Frentes y las Unidades Móviles a tomar decisiones de obligatorio cumplimiento por parte del pleno del movimiento en espectros políticos sociales y económicos. Es decir, es la instancia que determina a mediano y largo plazo el derrotero que va a seguir la organización insurgente.
La ultima de las conferencias de las FARC, llevada a cabo en 1993, se da en un contexto político-militar bien particular, que desemboca en una sobre valoración de lo militar sobre lo político. En ese entonces, las FARC venían de realizar uno de los más arriesgados intentos de participar abiertamente en la política colombiana. Habían creado, bajo la dirección del comandante Jacobo Arenas, el movimiento político Unión Patriótica, cuyos miembros, para infortunio del país, fueron exterminados a sangre y fuego a lo largo y ancho de la geografía nacional. Por lo cual la que vendría a ser la Octava Conferencia, como consecuencia del exterminio de la Unión Patriótica, hace mas énfasis en lo militar sobre lo político, pues la mayoría de cuadros y respaldo popular y campesino que el movimiento insurgente había construido a lo largo de años y años de trabajo político, fueron asesinados en un corto período de tiempo por grupos paramilitares o “servidores del Estado”.
Pero la Novena Conferencia no parece haberse llevado a cabo por algún extraño afán de reforzar las dinámicas actuales de la organización armada, sino por el contrario, por lo percibido por algunos de sus miembros como la necesidad de reorientarlas, pues hasta las altas instancias de las FARC, se han sentido las consecuencias de alguna suerte de displicencia y malos tratos contra civiles en diferentes zonas del país que tiempo atrás fueron sus fortines político-militares.
Por ello, el hecho de que la conferencia que según diversas fuentes se ha llevado a cabo vuelva a hacer énfasis sobre lo político, implica un cambio en la orientación de la organización guerrillera que eventualmente puede generar las condiciones para una negociación de paz seria, con un gobierno que este dispuesto a asumir el costo político de hacer modificaciones a la estructura económica y de poder que implica cerrar el capitulo de la lucha armada en Colombia.
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