Hace algunos días, tratando de salirle al paso a una nostalgia que comenzaba a apoderarse de mis días, fui a you tube a buscar algo que me devolviera a esa época rebelde en la que parecía que todo era posible y era difícil encontrar la diferencia entre las palabras utopía e idea. Parecía que solo hacia falta la voluntad para cambiar las cosas y la distancia espinosista entre las cosas en potencia y las cosas en acto, estaba resuelta por la convicción de que todas las generaciones se habían equivocado hasta la de entonces y que a partir de mi generación las cosas serian diferentes.
Ya habíamos visto, como los sueños de hacer el amor y no la guerra habían llenado de hijos a un puñado de pacifistas quebrados y sin futuro, al tiempo que le habían arrancado el alma a quienes habían optado por la hipócrita alternativa del yupi, o le habían costado la vida a quienes convencidos cual religioso, habían creído en las armas como única alternativa para modificar las estructuras opresoras.
Por ello mi generación, o lo que entonces se denominaba así, no iba a cometer ninguno de los errores señalados. Íbamos a soñar, pero sabiendo despertar en el justo momento en que la bruma de los sueños no encontrara un suelo donde asegurarse; pero esos mismos sueños eran los que nos iban a impedir ser absorbidos por lo que entonces Félix Guattari llamaba C.M.I. (Capitalismo Mundial Integrado), o terminar en el monte repitiendo modelos de ejércitos libertadores que comienzan negando la liberación de sus propios integrantes.
Pasaron los años. De mi generación muchos tomaron el rumbo de las flores y el amor, otros el de los negocios, muy pocos el de la revolución armada, sin embargo algunos otros seguimos jugando a no dejarnos atrapar ni por unos ni por otros. Tratando por encima de todo de cuestionar los mitos que fundan a los individuos y las razones que se esgrimen para actuar como se actúa y para gobernar como se gobierna.
A veces de un lado y de otro, desde diferentes ángulos conceptuales nos escribimos sendas cartas sobre las perspectivas de la democracia en las sociedades tardo modernas y las posibilidades de la equidad en las sociedades de mercado. Pero el video que acompaña este artículo fue como un golpe a esas discusiones. Un momento no se aún si de lucidez o de tremenda oscuridad.
Pues si había algo que se daba por cierto entre nosotros era que la democracia era la alternativa mas viable, que no la mejor, considerando la variedad de intereses de los seres humanos. Y entonces llegué al video de one de metallica el cual junto con “and justicie for all” hizo parte de la adolescencia de todos nosotros, y volví a algunos apartes de la película de Danton Trumbo, y reconocí contra todos esos sueños que la película puede tener razón, y “democracia” puede ser simplemente “…algo que tiene que ver con que jóvenes se maten unos a otros…”
Entonces sentí que al final no habíamos crecido. Seguíamos siendo los muchachos seudo rebeldes, que no profesaban el credo de las armas, el sexo y las flores, o el dinero, sino el mucho más ideal credo de la igualdad y la libertad como formas ecuánimes de gobierno entre los diferentes.
Hubo que volver a Bobbio para recordar la apremiante necesidad de los derechos, a Rawls para comprender que “justice as fairness”, es más que una frase foránea que suena bien, y que democracia en su sentido mas amplio, no puede resumirse a eso que esta tan magistralmente plasmado en la película de Trumbo y que entonces divulgo Metallica.
Democracia tiene que ser la oportunidad y la necesidad de que todos en tanto y por cuanto diferentes quepamos en y con las mismas condiciones en la sociedad, no al vaivén de los contratiempos sino a pesar y precisamente por los contratiempos, pues lo contrario es darle la razón a la magistralidad de Trumbo, dar al traste con las perspectivas de sociedad y reconocer que somos un engaño, hemos engañado y nos han engañado, de buena o mala fe, poco importa, al final hemos creído y aceptado un mito que no difiere en nada al de dios o al de las armas, o al de las flores la paz y el capital, pues seguirían siendo utopías tan lejos de la realidad que para algunos aun vale la pena morir por ellos.
hollman.lozano@yahoo.ca
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