Sunday, September 24, 2006

Reelecciones en América Latina frente a la idea de la democracia




No importa de qué partido político, perspectiva o filiación sea el político que modifica las reglas para extender su periodo en el poder, ello es un atentado a la democracia, aprovechamiento indebido del Estado, violación de los términos de justicia, e igualdad, y avasallamiento de la diferencia. Es un retroceso innecesario en los procesos democráticos de cada país, además de que quebranta la confianza de la población en las instituciones, y genera una polarización política que distancia y separa a los miembros de un mismo pueblo que se reconocen en una sola bandera.
Sean de izquierda, de derecha, o de centro, la violación de las reglas preestablecidas en provecho particular en el ejercicio democrático, es una violación incluso del contrato social que supone a todos los individuos iguales ante los poderes. Es decir, lo mismo que se dijo cuando el reelegido presidente Uribe altero la constitución para permitir la extensión de su mandato, puede decirse del presidente Chávez que planea hacer modificar la constitución si gana las próximas elecciones venezolanas.
Ni siquiera importa que la modificación de las reglas se haga en nombre de los pobres; no pocos han sido los atropellos sufridos por los menos favorecidos a lo largo de la historia que no hayan sido creados pretextando su defensa y/o la mejoría de sus condiciones.
No se trata de defender contra todo pronóstico la idea de la democracia. De antemano debe quedar claro que ésta es una de las formas más imperfectas de gobierno, pues como lo señalara Erick Von Kuehnelt-Leddihn “…cincuenta y un por ciento de una nación puede establecer un régimen totalitario, suprimir las minorías y todavía seguir siendo democráticos…” pero aun a pesar de ello, de sus múltiples imperfecciones, la democracia es la forma de gobierno que mejor se acopla a la diversidad de intereses de una nación. Pues el sustrato de la idea de democracia es que a pesar de nuestras diferencias o precisamente por éstas todos tengamos los mismos derechos y garantías no por tradición, sino porque es necesario protegernos contra los demonios que podemos llegar a ser para nosotros mismos.
Ya en un momento dado, cuando la independencia de las instituciones y la transparencia del ejercicio de lo público muestren la salud y la madurez de la democracia, pueden modificarse las reglas para establecer cosas como la reelección, pero no inmediata, pues ello supone la ventaja de un ciudadano sobre los demás, su favorecimiento frente a sus congéneres. La democracia es mucho más que elecciones cada cierto número de años.
De hecho si algo muestra la salud democrática de una nación es la fuerza de la oposición, la posibilidad de que los entes de control se encuentren en manos del partido opositor, que los medios puedan decir lo que les de la gana, sin siquiera pensar en las reacciones del poder.
En ese sentido tanto Colombia como Venezuela no están o no estaban preparados para el extendimiento de los periodos de quienes detentan el poder, y las consecuencias de ello comienzan a pagarse en Colombia, y se vienen pagando hace tiempo en Venezuela. Una cosa es el llamamiento de elecciones anticipadas para refrendar mediante el voto las decisiones tomadas, y otra muy otra es abrogarse el poder para decidir por los ciudadanos, pues incluso si el cincuenta y uno por ciento de los venezolanos quiere a Chávez como presidente por el resto de su vida, por el bien de la diversidad y la estabilidad social del país, ello no debe suceder.

hollman.lozano@yahoo.ca

No comments: