En cualquier país del mundo, en cualquier proceso de paz, información como la encontrada por la fiscalía en un par de computadores de Jorge 40, miembro del Estado Mayor Central de las AUC, según las cuales el desmovilizado jefe paramilitar intenta mantener parte de su organización a pesar de lo rimbombante de su desmovilización, daría para la suspensión indefinida de las negociaciones del gobierno con la organización paramilitar. Seguido de un comunicado del señor Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, explicando la relación entre el sostenimiento de esta estructura armada con la seriedad y alcance de sus compromisos para con la salida negociada, así como un comunicado en el mismo sentido del Estado Mayor Central de las Autodefensas Unidas de Colombia.
Pero eso es demasiado pedir para un proceso de paz que cada parece mas frágil, oscuro y carente de verdades esenciales para la reconciliación de los colombianos.
Pues, el hecho de que en medio de un proceso de paz, luego de haber “desmovilizado” lo que se suponía era la totalidad de su estructura armada, aparezcan informaciones en el computador personal de Jorge 40 que contravienen lo pactado con el gobierno, no solo favorece las dudas de aquellos que desde tiempo atrás hemos cuestionado la voluntad de paz de los paramilitares sino, que le deja un sabor a bala, a sangre y a muerte a lo que será el “posconflicto” colombiano de los paramilitares.
En aras de la paz se puede perdonar casi de todo, pues por encima incluso de la justicia, esta el valor supremo de la reconciliación, pero lo que no se puede perdonar de ninguna manera es la falta de voluntad de paz. Y eso es lo que queda evidente luego de leer las informaciones obtenidas de los computadores de Jorge 40. Pues no se trata de que tenga reservas frente al futuro de las negociaciones con el gobierno. Se trata de que esta jugando a dos bandas, pues mientras por un lado conversa con el gobierno e insiste en lo inquebrantable de su decisión de retornar a la civilidad, pretende mantener una estructura armada para el sostenimiento del status quo.
La entrega de las armas y del aparato de terror, es la entrega de todas las armas y de todo el entramado de terror, junto con los datos y las rutas del narcotráfico, lo otro no es negociación ni voluntad de paz. Es un juego ventajoso para limpiar su prontuario judicial, esquivar las órdenes de extradición y regresar a su vida de empresario.
La paz y la reconciliación nacional tienen un precio. Y los colombianos de casi todas las esferas sociales, de una u otra manera han pagado ese precio. El señor Roberto Tobar Pupo, o Jorge 40, o como se quiera hacer llamar, por mas influyente que sea, por mas que tenga bajo su mando a lo mas influyente de la política regional, y pueda poner y quitar senadores y representantes a la cámara, no puede ser la excepción. Máxime teniendo en cuenta que ha sido uno de los señores del terror.
Si la idea de “paz” de Jorge 40 es la que tienen los miembros del Estado Mayor Central de las Autodefensas, no hay nada que hacer. La negociación con los paras será uno de los mas grandes fracasos en la historia reciente del país, y el mas impresionante de los lavados de activos.
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