Friday, September 17, 2010
Tuesday, May 04, 2010
Mockus y las elecciones en Colombia
Dentro de las dinámicas de la democracia moderna, se supone que cada quien tiene solo su bien juicio para determinar su apoyo a cierta o aquella visión política, sin embargo, cuando ese juicio se suspende, voluntaria o involuntariamente, votar es un poco seguir siendo un borrego.
Se puede alegar que cada quién vota por lo que le da la gana y que si lo último en lo que se fijan son las propuestas políticas, eso los describe como ciudadanos, pero también se podría aducir que lo único que importa en política no son las propuestas políticas, tal vez las calidades humanas y estéticas sean decisivas en un momento dado para el devenir político. Pero en un país como Colombia, donde la miseria y la exclusión son el pan de cada día para más de muchos, uno supondría que lo más importante sería un proyecto político que buscase reducir la miseria y educar a la población frente a la exclusión, sus consecuencias e implicaciones. Pero Colombia se niega a reconocer lo que es, y se entretiene en tratar de ser lo que quiere ser.
En conjunto me agrada la idea renovadora de Antanas Mockus en la vida política del país, pero me aterra la falta de crítica a la que se someten sus planteamientos. De alguna manera, se ha creado un mito alrededor de la figura de Mockus de acuerdo a la cual los problemas del país serán resueltos por él, un mito escabrosamente similar al que se creó alrededor de la figura de Álvaro Uribe. Creo en la honestidad de Mockus, creo en la pedagogía como herramienta para resolver ciertas tensiones sociales, pero incluso la mejor pedagogía, no funciona, si el desempleo y la miseria siguen siendo la forma de vida de tantos, y otros tantos, indiferentes, siguen pensando que lo peor de Colombia es la guerrilla, cuando lo peor de Colombia es la indiferencia social y la doble moral, tan insalubremente católica.
Algunos de quienes apoyan la candidatura de Mockus reconocen la falta fundamental de lo social en sus planteamientos, otros, aseguran que cualquiera es mejor que Santos, y por ello lo mejor es Mockus. Muchos, reparten girasoles y repiten consignas, pero al ser consultados sobre las implicaciones políticas y sociales de un gobierno de Mockus, reconocen con la cabeza gacha o mirando a otro lado que “no han tenido tiempo” de leer su propuesta política, pero ello no les impide arengar y promover al candidato. Tal vez eso los describa como ciudadanos, o tal vez, lo de menos es la propuesta, lo demás, lo que cuenta es la esperanza, subirse a un tren diferente para recorrer el mismo trillado camino de un mañana que (ojala) sea mejor. Es decir, no se vota por una idea, se vota por un sentimiento, se vota pensado en mañana, de a donde debería ir el país, sin pensar en hoy, en donde esta ese país, y como hay que llevarlo hacia ese mañana
Se puede alegar que cada quién vota por lo que le da la gana y que si lo último en lo que se fijan son las propuestas políticas, eso los describe como ciudadanos, pero también se podría aducir que lo único que importa en política no son las propuestas políticas, tal vez las calidades humanas y estéticas sean decisivas en un momento dado para el devenir político. Pero en un país como Colombia, donde la miseria y la exclusión son el pan de cada día para más de muchos, uno supondría que lo más importante sería un proyecto político que buscase reducir la miseria y educar a la población frente a la exclusión, sus consecuencias e implicaciones. Pero Colombia se niega a reconocer lo que es, y se entretiene en tratar de ser lo que quiere ser.
En conjunto me agrada la idea renovadora de Antanas Mockus en la vida política del país, pero me aterra la falta de crítica a la que se someten sus planteamientos. De alguna manera, se ha creado un mito alrededor de la figura de Mockus de acuerdo a la cual los problemas del país serán resueltos por él, un mito escabrosamente similar al que se creó alrededor de la figura de Álvaro Uribe. Creo en la honestidad de Mockus, creo en la pedagogía como herramienta para resolver ciertas tensiones sociales, pero incluso la mejor pedagogía, no funciona, si el desempleo y la miseria siguen siendo la forma de vida de tantos, y otros tantos, indiferentes, siguen pensando que lo peor de Colombia es la guerrilla, cuando lo peor de Colombia es la indiferencia social y la doble moral, tan insalubremente católica.
Algunos de quienes apoyan la candidatura de Mockus reconocen la falta fundamental de lo social en sus planteamientos, otros, aseguran que cualquiera es mejor que Santos, y por ello lo mejor es Mockus. Muchos, reparten girasoles y repiten consignas, pero al ser consultados sobre las implicaciones políticas y sociales de un gobierno de Mockus, reconocen con la cabeza gacha o mirando a otro lado que “no han tenido tiempo” de leer su propuesta política, pero ello no les impide arengar y promover al candidato. Tal vez eso los describa como ciudadanos, o tal vez, lo de menos es la propuesta, lo demás, lo que cuenta es la esperanza, subirse a un tren diferente para recorrer el mismo trillado camino de un mañana que (ojala) sea mejor. Es decir, no se vota por una idea, se vota por un sentimiento, se vota pensado en mañana, de a donde debería ir el país, sin pensar en hoy, en donde esta ese país, y como hay que llevarlo hacia ese mañana
Subscribe to:
Posts (Atom)